viernes, 26 de agosto de 2011

¡Felíz Vida de Abuelos!

¿Cúando comenzó a celebrarse "el día de los abuelos"? No sé, a mi parecer no tiene sentido. Tal vez sea la idea de alguien que sintió remordimientos por no haber besado o abrazado a sus abuelos cuando tuvo la oportunidad, o quiza fue la idea del dueño de una tienda de ropa en la que se rezagaron ciertas talla o colores de blusas o sweteres.
En fin, yo creo que somos los abuelos los que tenemos que dar gracias a Dios por haber vívido tan dulce experiencia y no un día, sino todos los dias.

El ser abuela, me hizo, digamos, más sensible al llanto de un niño regañado. Más felíz, cuando un nieto o nieta quiere jugar conmigo, o dormir junto a mi, o sentarse a la mesa a mi lado. Ser abuela me ha hecho más niña cuando juego a las muñecas o Monopoly, o ando en bicicleta. Me ha hecho "disfrutar" lo mismo una película de Spiderman", que "La Cenicienta". Abrir una maleta con pequeños regalos que se convirtieron en cosas preciadas que trajeron los abuelos. Ser abuela me ha enriquecido la vida con mis siete nietos.

No hay un día que no tenga a mis amores en mi cabeza y en mi corazón. Me alegro con sus alegrías y lloro con sus tristezas. Dios me ha dado la oportunidad de vivir, junto a ellos las cosas más bellas y emocionantes. Un gol anotado con destreza. una obra de teatro, aprender a nadar y dar vueltas en el aire en la gimnasia, ver un diente canjeado por un "pedazo de papel" por el famoso ratón, ver empacar ilusiones y sueños, ver como tubos y fierros se convierten en una gaita con sonido armonioso, ver como un muñeco de peluche toma vida y tiene voz, y toda una vida de recuerdos.

Igualmente, Dios en Su ínfinito amor, soberanía y providencía, me ha permitido estar junto a sus dolores y lágrimas. He sido partícipe de dolores profundos que me han hecho más abuela, más mujer, y más madura en las cosas del Señor.

Ser abuela, es tanto, que mi corazón está agradecido con el Señor, por cada día que me ha permitido tener esta dicha, dar un dulce, secar una lágrima, ver un video, contar un cuento, hacer un guiso especial, andar en "bici", ir de viaje, llorar con ellos, y jugar mientras están creciendo.

Gracias Señor, por darme el privilegio de éstos nietos y nietas. Todos amados, y añorados por la abuela. Por los días que los tengo y por los que están lejos de mí y de mis brazos. Por haber sido bendecida por cada uno de ellos, por haberlos amado a cada uno de una forma tan especial.

¡Felíz Vida de Abuelos!

1 comentario:

GDH dijo...

Es la primera vez que me meto a tu mundo de abuela. Me conmueve profundamente porque es así exactamente como me siento. Recuerdas a nuestros chiquitos gritándose por la ventana?
Ahora la historia se repite...
Que regalo ta maravilloso nos ha brindado Dios de poder repetirla a través de nuestros nietos.
Besos cariñosos a la orgullosa abuela!

Gabriela