jueves, 28 de julio de 2011

Cúanto nos da Dios.

Recuerdo que le pedí a mi amado Dios, algunos años más, suficientes para ver crecer a mis hijas, para verlas casarse y tener sus propias familias.
Y el Señor, por su infinita misericordia, tenía propósitos que yo ni siquiera podía imaginar. Vi crecer, al lado de mi amado esposo, a mis dos hijas. Se casaron con dos varones excepcionales, y empezaron a formar sus respectivas familias. Cada nieto ha ido llenando espacios y lugares en mi corazón que no pensaba que existieran.
Santiago, me hizo abuela que hermosa experiencia,
Annie, endulzo mi vida,
Nico, la lleno de música y caricias,
Marco, la experiencia de verlo nacer, me unió a él como nunca,
Sebastián, sonrisas, en una cara dulce,
Isabel, toda una personita, amorosa y soñadora,
Y Faith, mi 7a. nieta que le dio un sentido especial a mi vida, en tan breve tiempo la ame y completó mi vida. Su recuerdo, seguirá siendo mi compañia.
Gracias a Dios, que me permitió vivir para éste tiempo, cuando un nieto se convierte en adulto y cuando una nieta enriquece tanto mi vida aun con su ausencia. Me permitió vivir para estar presente con mis nietos en tiempos difíciles y dar un cariño en silencio. Me dio vida para ver partir a mi nieto mayor y para jugar con él, tuve tiempo para oír la música de gaita y para escuchar The Swan, mi pieza favorita, he disfrutado dormir abrazada de mi nieto y cocinar algo rico con mi muñeca, he ido de compras y de viaje con una jovencita que me busca y me ama.
He visto a mis hijas, ser mujeres, mamás y esposas, y todo junto y de la mano de mi esposo, así veo que Dios nos da más de lo que pedimos y entendemos.
Gracias a Dios, por cada día que me da extra.

2 comentarios:

Becky dijo...

Gracias a Dios por tu vida, mami. Te amo!

GDH dijo...

Gracias por tus palabras. Me regresan a lo importante.
Te quiero mucho,